Lisboa - Lugares
La relación entre las primeras misiones portuguesas en los confines de Asia en el siglo XVI y las baldosas
Perderse por Lisboa es sumergirse en un lienzo urbano de azulejos. En barrios como Alfama o en las empinadas calles que rodean el castillo de São Jorge, las fachadas se visten de cerámica pintada, testigo de siglos de tradición, religión y vida cotidiana. No son simples baldosas: son relatos en azul y blanco que decoran las casas, protegen de la humedad y embellecen el paisaje urbano desde el siglo XVI.
¿Por qué azul? El color que viajó desde Oriente
El azul de los azulejos lisboetas no es casualidad: viene de la influencia china y su porcelana blanca y azul, que inspiró a los artesanos portugueses en pleno auge del comercio marítimo. Este azul, que evoca el cielo y el mar, acabó por convertirse en símbolo nacional.
Las formas geométricas árabes, los motivos florales o incluso escenas religiosas convierten cada muro en una obra de arte.
Desde los tonos añil hasta los verdes envejecidos, amarillos que se funden con la luz de la ciudad ,Lisboa es un museo a cielo abierto donde cada baldosa tiene alma.
Y sí: aquí, los muros no solo decoran… también cuentan quiénes fuimos, quiénes somos y cómo seguimos caminando sobre belleza.